Así dicho, con sus simples siglas, es probable que no sepas a qué se refiere cuando se habla de FAP. Pues es el filtro de partículas (FAP o DPF por sus siglas en francés o inglés) y tiene como objetivo reducir la emisión de gases de los vehículos diésel que muchos usamos a diario.
¿Qué función cumple el filtro antipartículas o FAP?
Si te preguntas qué coches llevan filtro de partículas ha de quedar claro que nos referimos exclusivamente a los que emplean combustible diésel que empezaron a fabricarse a partir de 2009, aunque también podemos encontrarlos en los modelos de gasolina fabricados a partir de 2019.
Lo cierto es que su uso se ha vuelto muy popular porque gracias a la presencia del filtro FAP conseguimos reducir los contaminantes que emanan de los tubos de escape. De lo contrario, al paso de estos coches observaríamos una estela de humo negro cada vez que el conductor acelerase. Sin duda, no parece lo más adecuado y, en consecuencia, hay que ponerle remedio con la instalación de un filtro.
El FAP es una innovación relativamente reciente, pues no fue hasta el año 2009 cuando empezó a incorporarse a los vehículos para evitar que las cenizas originadas por el aceite quemado en el motor salieran despedidas por el tubo de escape.
Su funcionamiento es muy sencillo. El filtro se coloca debajo del coche, muy próximo al motor y justo antes del tubo de escape. Desde allí, y gracias a una celdas, filtra el hollín que produce el motor. Para ello emplea un proceso llamado pirólisis que implica la descomposición química de una materia. En concreto, cuando alcanza cerca del 40 % de saturación de hollín, suben las temperaturas en el interior del motor y se fuerza la regeneración del filtro de partículas. El termómetro asciende hasta los 700ºC, momento en el que el hollín se quema y, de esta forma, sale más depurado hacia el exterior. Por lo tanto, conseguimos mejorar el aire de nuestras ciudades.
Debes tener presente que la normativa europea de protección del medio ambiente exige su colocación para evitar que las sustancias cancerígenas se liberen en los centros de las ciudades, pueblos y cualquier núcleo poblacional. Por lo tanto, se acaban expulsando en los lugares más apartados cuando transitamos a mayor velocidad sobre todo en carretera o autovía.
Síntomas de una avería en el FAP ¿Cómo evitarlas?
Por supuesto, el filtro de partículas no es infalible y puede empezar a mostrar problemas de funcionamiento. De este modo, podremos apreciar que algo no va del todo bien por las siguientes señales:
- Se enciende el indicador del filtro de partículas que suele ser de color amarillo.
- Se aprecia una ligera pérdida de potencia en el motor que puede deberse a que el filtro esté lleno.
¿Por qué es tan fácil que se averíe el FAP?
El FAP puede estropearse con facilidad si vamos permanentemente en marchas muy largas en las que apenas alcancemos las 2.000 rpm. La explicación es simple: el sistema no es capaz de regenerar el filtro en estas situaciones.
Lo mismo sucederá si solemos circular básicamente por la ciudad.
Por este motivo, conviene estar al tanto de ciertas pautas que pueden ayudarnos a prevenir que el FAP se acabe estropeando. Te recomendamos que tengas en cuenta estas cautelas:
- Comprueba una vez al mes el nivel de aceite, ya que siempre ha de situarse entre el mínimo y el máximo.
- Si únicamente circulas por la ciudad, te recomendamos que salgas a la carretera para facilitar que el filtro de partículas se limpie.
- Respeta los programas de mantenimiento de la marca. Te recomendamos consulta nuestra guía práctica de revisión básica para el coche para evitar otros imprevistos.
A estas alturas, debes tener ya muy claro que prevenir es ahorrar, sobre todo si hablamos de asuntos de mecánica y, en consecuencia, las recomendaciones de arriba pueden resultar cruciales para evitar engorrosas averías.
¿Cómo arreglar el filtro de partículas?
Este problema puede solucionarse de una manera sencilla. Normalmente los fabricantes suelen recomendar salir a la carretera y que se circule con el coche a un tiempo entre 2.300 y 2.500 rpm con una marcha más corta de lo habitual.
En cualquier caso, nunca abras el filtro de partículas para limpiar directamente el hollín. Recuerda que está sellado y solo quienes poseen conocimientos de mecánica pueden manipularlo con garantías.
Si a pesar de la recomendación del primer párrafo no has conseguido solucionar el problema, te aconsejamos que acudas a un taller de confianza. Una vez en el mecánico, las máquinas de diagnosis simularán que el vehículo se encuentra en la carretera y la centralita obligará a los inyectores a eliminar la mayor parte del hollín, pues se produce un incremento de temperatura en el interior del propulsor.
También pueden incorporarse al combustible para elevar la temperatura del motor y que el filtro de partículas quede más limpio.
No obstante, en ocasiones no queda más remedio que cambiar el FAP por uno nuevo. Lo cierto es que no es una pieza barata. De hecho, su coste medio suele rondar entre los 800 y 1.000 euros a los que hay que sumar la mano de obra, pero hay casos en los que nos encontraremos con facturas de 3.000 y 4.000 euros.
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¿Mi coche tiene FAP?
Dicho todo esto, es posible que te preguntes si tu coche incluye filtro FAP, sobre todo si es anterior a 2009, en el caso del diésel, o 2019, en el caso de modelos de gasolina. Una manera sencilla de averiguarlo es recurriendo a la puerta del conductor, pues ahí los fabricantes suelen insertar pegatinas en los que se informa de datos de interés como, por ejemplo, si el coche dispone de esta clase de dispositivo. También se puede encontrar el adhesivo bajo el capó e incluso en alguna tapa del motor.
En suma, ya has visto la importancia del filtro FAP de los coches para mejorar el aire de nuestras ciudades y, por supuesto, también te hemos contado lo costosa que puede ser su reparación. Por lo tanto, aprende a cuidarlo con los consejos expuestos y ya verás cómo evitas que se obstruya al tiempo que consigues alargar su vida.
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